Edu Soto: «Para ser un buen actor no es necesario disponer de un título profesional»

LA ENTREVISTA

Celia Aldea, Queralt Morros, Jennifer Ruiz

Eduard Soto Moreno es un actor español nacido en Mataró hace 33 años. Ha trabajado en televisión, cine, radio y teatro. Recientemente, ha finalizado su actuación en la obra teatral “El Sopar dels Idiotes”.

A través de esta entrevista, Eduard Soto habla de su experiencia profesional y sus planes de futuro. Además, valora el panorama actual de las artes escénicas, opina sobre la lucha por conseguir la titulación profesional de las escuelas privadas y se atreve a definir y calificar a algunos compañeros de profesión como Andreu Buenafuente, José Corbacho o David Fernández.

Eduard Soto, protagonista en El Sopar dels Idiotes. Fuente: BcnTeatral


 – ¿Cómo llegó al mundo del teatro?

– Empecé haciendo teatro amateur en el instituto de Mataró como una actividad extraescolar. Decidí hacerlo por probar alguna cosa, para distraerme, sin pararme a pensar que algún día me querría dedicar a esto. Fue a medida que avanzaba el curso cuando vi que este mundo me gustaba más de lo que pensaba.

«En el Institut del Teatre te enseñan mucha cultura y teoría sobre el mundo del teatro, pero poca práctica»

-De este modo, ¿cómo empezó a dedicarse al teatro a nivel profesional?

-Después de protagonizar dos obras de forma amateur en Mataró decidí irme a estudiar a Barcelona. Una vez allí, hice las pruebas de acceso del Institut del Teatre. Por suerte, no me cogieron. Digo por suerte porque son cinco años de estudios que considero absurdos. Los considero inútiles porque te enseñan mucha cultura y teoría sobre el mundo del teatro, pero poca práctica. A mí lo que me interesa es culturizarme a base de trabajo. De este modo, decidí entrar en la escuela privada Estudis de Teatre, en la que estuve estudiando dos años.

– ¿No considera necesaria una buena base y una correcta formación para llegar a ser un buen actor?

– Creo, que como en todo, es una mezcla de las dos cosas. Es fundamental tener unas nociones básicas que se tienen que trabajar pero considero que tampoco es necesario pasarse cinco o seis años estudiando. No hace falta, como hacen muchos actores, ir de curso en curso, pensando que cuántos más cursos tengan mejor les irá. Uno aprende a base de trabajo.

«Considero que no es necesario pasarse cinco o seis años estudiando teatro para llegar a ser un  buen actor. Uno aprende a base de trabajo y más trabajo»

–  ¿Cree que tener un título profesional hace más fácil el acceso al mundo teatral?

– Para nada. Yo no estoy en ninguna asociación de teatro porque pienso que son cosas burocráticas que no funcionan. Si funcionaran como estamento y te apuntaras y vieras que realmente funcionan porque sirven para protegernos sí. Pero es que te apuntas para nada porque no funcionan. El título no te va a servir para nada. Yo no lo quiero. Si me dijeran que lo tengo que ir a recoger ni iría. Ahí se queda.

Eduard Soto explicándonos sus vivencias en el teatro junto a dos componentes de BcnTeatral. Fuente: BcnTeatral

– ¿Cómo fue su experiencia con la productora teatral El Terrat?

– Con El Terrat empecé a trabajar en el mundo de la televisión y viví mis primeros años profesionales fuertes. Aprendí muchísimo a nivel laboral, ya que compartía mi trabajo con actores de un gran nivel profesional. El mejor curso es trabajar con gente potente, es decir, cuánto más sabe la persona que tienes a tu lado más aprendes. A partir de aquí, la considero una productora más, con sus puntos fuertes y con sus desventajas.

«El Terrat marcó un antes y un después de puertas para fuera, pero no de puertas para dentro»

– ¿Cree que su experiencia en El Terrat marcó un antes y un después en su vida profesional?

– De puertas para fuera creo que sí, pero de puertas para dentro no. Para mí, todas las experiencias, por pequeñas que sean, me marcan un antes y un después, ya que vivo las cosas con mucha intensidad. He vivido situaciones que, aparentemente, de cara al público tienen mucha menos relevancia, pero, en cambio, para mí han sido muy importantes.

– Cuando estuvo en El Terrat su personaje “el Neng de Castefa” fue un gran éxito televisivo, pero, ¿qué supuso para usted?

– Es verdad que el Neng causó un gran revuelo entre la audiencia, pero para mí fue un papel más, sin darle más importancia que a otros. En mi carrera me marca todo lo que hago.

– ¿Qué le ha marcado más, la televisión, el cine o el teatro?

– Esta pregunta es como tener a tres hijos y que te hagan escoger cuál te gusta más. Cuando estás enamorado del cine sólo quieres hacer cine, si te enamoras del teatro sólo quieres hacer teatro y lo mismo sucede con la televisión. Pienso que este hecho va en función del estado de ánimo de la persona y del momento laboral en el que uno se encuentra. Cuando llevas cinco años, por ejemplo, haciendo cine, lo que más te gusta es la televisión, porque el cine ya te ha cansado. Y así, con el resto de géneros.

– ¿Y en qué momento se encuentra usted?

-Puede que dentro de unos años cambie mi percepción, pero ahora mismo, lo que más me acerca a la verdad artística, lo que más me llena, es el teatro. Dicen que el teatro es el arte más puro que hay y el menos manipulado por el hombre.

«Dicen que el teatro es el arte más puro que hay  y yo añadiría que también es el menos manipulado por el hombre»

– ¿Dentro de su carrera teatral, con qué personaje se ha sentido más cómodo?

-Soy una persona que me encuentro a gusto con el personaje que está por venir, no con uno que ya haya hecho. No me imagino volviendo a trabajar algo ya hecho, me agobia pensar que tendría que repetir un personaje.

– ¿Aunque no repetiría ningún personaje, hay algún género con el que se siente más cómodo que con otro?

– Me gusta la tragicomedia. Si detrás de una comedia hay un poco de tragedia, el personaje coge más peso. Me gusta encontrarme con papeles en los que detrás de un chiste haya una frase que haga pensar al espectador, lo emocione o lo llene.

– Hasta hace dos semanas estaba representando la obra El Sopar dels Idiotes, donde precisamente, realizaba un papel tragicómico, ¿qué sensaciones se lleva de esta experiencia?

-Me ha encantado trabajar este papel, me ha llenado mucho. Además, me ha vuelto a alucinar el hecho de coincidir trabajando con David Fernández, un actor al que me llevaría a mi mesita de noche para verlo cuando me despertase cada día. Al que considero un genio y un gran profesional. Al igual que el resto de la compañía. Son gente muy buena. Ha coincidido que toda la gente que había en la compañía era muy maja. Entonces llega un momento que no solo te tira lo profesional,  porque si estas en una obra muy buena pero rodeado de incompetentes no te sirve para nada.

– ¿Qué aceptación ha tenido esta obra al público catalán?

-Creo que El Sopar dels Idiotes es un título que, a priori, todo el mundo conoce y aunque haya gente que no la haya visto, ya sabe de qué trata. Con este hecho ya tienes mucho ganado. Hoy en día la gente no quiere arriesgar, no se va a ver una obra para probar cómo es. Necesita garantías de que el dinero lo está invirtiendo en algo bueno.

Eduard Soto durante la entrevista. Fuente:BcnTeatral

– ¿Qué siente como actor cuando en el El Sopar del Idiotes  ve que la gente se lo pasa tan bien y se divierte con los papeles que interpretan?

– Muchas veces te dedicas a tu profesión y tampoco te paras a analizar y pensar: ¿qué estoy haciendo? Cuando estás ahí arriba y ves que la gente se lo está pasando bien es cuando más disfrutas. Me fijo mucho en la gente y cuando veo que con David Fernández se ríen hasta límites insospechados no puedo evitar pensar que lo que hacemos es una maravilla, algo sensacional. Cuando el trabajo está bien hecho, estás con muy buenos profesionales, el texto es bueno y estás disfrutando junto al público, ves que ésta es una profesión preciosa.  La verdad es que ese momento es muy motivador.

«Cuando el trabajo está bien hecho, estas con muy buenos profesionales, el texto es bueno y estas disfrutando junto al público ves que ésta es una profesión preciosa»

 –¿Qué significa para usted el teatro?

– El teatro se inventó hace muchísimos años porque el ser humano necesita distraerse. No sólo sabemos producir y vivir, necesitamos distraernos, evadirnos, porque la vida es maravillosa pero también puede ser muy dura. Dentro de todas las clases de personas que conviven en la sociedad hay algunas que han nacido con ganas de distraer a los demás. Éstas suben a un escenario y hacen un trabajo, que si lo analizas, es súper absurdo: inventarse una historia y un personaje.  Si te paras a pensarlo es un poco ridículo, porque estás delante de 500 personas, todas pendientes de ti, y tú estás fingiendo un personaje y una historia que no existen. Pero bueno, creo que nos apasiona evadirnos y encontrar una historia que no te haga pensar en tus propios problemas.

 – ¿Cree que Barcelona es una ciudad referente para el teatro?

– Barcelona es una ciudad muy potente desde el ámbito teatral porque en ella vive mucha gente. Es la segunda ciudad más grande de España. Pero el problema es que Barcelona vive actualmente en un estado de pasividad brutal. Barcelona tendría que ser un referente teatral y lo es porque la gente viene aquí a hacer teatro desde muchos puntos de la península, pero hay muchas trabas a todo. La ciudad tiene una gran infraestructura teatral  pero creo que no la utilizamos bien.

En Madrid puede que haya un teatro más castizo y quizás guste menos, pero la gente disfruta más del teatro que en Barcelona. Allí la gente sale a disfrutar, a ver un espectáculo. Si en Madrid gusta un musical por ejemplo, puede llegar a estar dos años en cartel, pero en Barcelona no. Parece que en Madrid hay menos prejuicios que aquí. En la ciudad catalana, para empezar, miran si está en castellano o en catalán, después cuánto dura, y por último, si sale algún actor catalán conocido. Creo que hace falta un empuje, pero no es un problema sólo del público, sino también de las productoras y de las propuestas que vienen desde el ámbito profesional.

«Barcelona vive actualmente en un estado de pasividad brutal»

– ¿Es un buen momento para el teatro?

– No es un buen momento para el teatro. Los productores arriesgan menos que antes porque tienen menos dinero y la gente va menos al teatro. De hecho, si miras las obras que empiezan en septiembre y lo que duran es para caer al suelo, ya que la que dura más de tres meses es un milagro.  Estamos en un momento de lucha para el teatro y principalmente hay que hacer obras buenas. Creo que el teatro tiene un problema. Vas a ver una obra y ves que le falta alma, personalidad y así se te quitan las ganas de volver al teatro. El teatro necesita mejorar y para hacerlo hay que trabajar mucho.

«Estamos en  un momento de lucha para el teatro y principalmente hay que hacer obras buenas»

-El 30 de abril se entregaron los premios Max de las Artes Escénicas. Los ganadores fueron Blanca Portillo y Miguel del Arco, triunfadores con ‘La avería’ y ‘Veraneantes’. ¿Considera que estos premios reconocen a los mejores actores del país?

– No. Porque son unos premios que nadie conoce quién los da ni quién está detrás de ellos. No hay nadie que diga quién es el mejor actor o actriz. No se valora realmente a los buenos actores. Por ejemplo, el ámbito de la comedia nunca ha recibido un galardón de estos. Pasa lo mismo que con los Goya. En estos premios no nos representan a los actores. El Sopar dels Idiotes ha estado en el Teatro Apolo durante casi ocho meses y estoy seguro de que en los próximos premios Max no estaremos nominados a ninguna categoría. En cambio, obras que están tres meses en cartelera se llevan todos los premios. ¿No deberían dar los premios a los espectáculos más vistos por los espectadores? No se hace justicia ni plantean la realidad.

Eduard Soto en el escenario dónde se realizó la entrevista junto con una integrante de BcnTeatral. Fuente: BcnTeatral

– Si tuviera que escoger, ¿qué actor o actriz ha supuesto un referente para usted?

– Ahora mismo, para un proyecto personal que estoy preparando he escogido a Johnny Depp. Siempre seleccionas cosas de los actores que utilizas como referente y él es un chico que hace personajes muy histriónicos y marcados. Me gusta mucho como interpreta gestualmente.

– ¿Tiene algún proyecto en mente?

– Estoy preparando un proyecto que espero que se oiga hablar de él muy pronto. Se llevará a cabo en un escenario, será muy completo ya que habrá teatro, musical, cabaret, rock, etc. Es una idea muy personal que dirijo yo solo y me encuentro muy ilusionado.

DEFINA BREVEMENTE… 

  • Andreu Buenafuente: Mi ex referente
  • David Fernandez: El único hombre que me llevaría a mi mesita de noche. Mi amigo y compañero.
  • El Terrat: Una empresa, sin más.
  • Pepe Rubianes: Un maestro que dejó un grandísimo legado.
  • Santi Millán y José Corbacho: Ex compañeros de trabajo. No ha existido nunca relación personal.
  • Blanca Portillo: Una mujer que ha trabajado mucho para llegar dónde está. Aunque a veces un poco sobrevalorada.
  • Sergi Belbel: Un hombre muy reputado, que hace un teatro de tendencias pero sin llegar a ser arriesgado.
  • El Tricicle: No me gustan cómo espectáculo y no hay buen feeling profesional.
  • Francis Veber: El señor que se lleva el 10% de la taquilla de “El sopar dels Idiotes”. Aspecto que me parece muy justo.

 

El mundo del teatro en manos de productoras, la pasividad brutal del público y la falta de obras arriesgadas e innovadoras son las cuestiones que pone a debate Eduard Soto, un actor sin complejos que nos muestra los puntos más débiles de una profesión puramente práctica, una profesión que no deja de ser, según él mismo, algo maravilloso y simplemente único.

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Gisela Krenn: “Estamos luchando para lograr la titulación profesional de las escuelas privadas catalanas de teatro”

LA ENTREVISTA

Ares Fernández y Alba Pifarré

Gisela Krenn es la directora de la Asociación Catalana de Escuelas de Teatro (ACET) desde hace más de una década. Su carrera profesional está marcada por un extenso recorrido en  el mundo del teatro. Actualmente es directora de casting de productoras catalanas y lleva 10 años como directora de una de las escuelas asociadas a la ACET, el Col·legi del Teatre. 

La ACET, única asociación de escuelas privadas catalanas, está formada por once escuelas teatrales de todo el territorio, dirigidas desde la escuela de formación teatral el Col·legi del Teatre de Catalunya. La mayoría de las escuelas se encuentran en Barcelona, pero también cuentan con escuelas en Lleida, Girona y Reus. Desde hace 10 años ACET está luchando por conseguir la titulación oficial de las escuelas de ámbito privado. Este título, hoy en día, solo lo da el Institut del Teatre.

Gisela Krenn con una componente del equipo de trabajo de BcnTeatral. Fuente: BcnTeatral

-¿Qué características comparten las escuelas que forman parte del ACET?

Todas tienen una serie de intereses comunes profesionales, como por ejemplo, su forma de trabajar. En el aspecto pedagógico, las escuelas son diferentes porque hay muchas formas de enseñar teatro. Hay escuelas del ACET que utilizan el método Stanislavski, técnicas americanas, que son más analíticas. Otras, como por ejemplo nosotros, el Col·legi del Teatre, realizamos técnicas más eclécticas. Es decir, usamos distintas metodologías a lo largo de la preparación del actor. Esta variedad es una riqueza que pensamos que hay que preservar, porque Cataluña es la comunidad autónoma más puntera en estudios teatrales de toda España, exceptuando la ciudad de Madrid.

-¿Qué quiere decir cuando habla de diferentes métodos de trabajo?

Cada escuela trabaja con una metodología distinta. Por ejemplo, el Institut del Teatre, la escuela pública, trabaja con la metodología contemporánea de Lecoq. Es una metodología que hace un viaje pedagógico y que tiene una duración de 2 años. Moveo, una de las integrantes del ACET, trabaja con la metodología de Le Crou, que son 3 años de enseñanza.

“El criterio fundamental para formar parte del ACET es que sean escuelas privadas y profesionales y que ofrezcan titulaciones internas”

Sin embargo, las escuelas de teatro musical, Youkali y Memory, son eclécticas. Estas dos trabajan las tres ramas principales: danza, interpretación y canto. También tenemos el Timbal, que tiene una línea propia de trabajo porque ha creado su propia metodología y su enseñanza dura 2 años.

-¿Si las escuelas funcionan de manera completamente autónoma, no hay ningún lazo que os ligue entre todas?

Tenemos actividades conjuntas como escuela y como asociación. Por ejemplo, cursos, festivales de teatro, etc. Pero estas actividades se han visto afectadas por los recortes de Ensenyament y este año no hemos podido hacerlas todas por falta de recursos económicos. También, como entidad, tenemos un acuerdo con la Asociación de Actores y Directores Profesionales de Cataluña que permite a los actores que han acabado sus estudios entrar inmediatamente como profesionales en esta asociación.

-¿Existe algún criterio para que las escuelas puedan formar parte del ACET?

El criterio fundamental es que sean escuelas profesionales y que ofrezcan titulaciones internas y propias de la escuela. Otro criterio más secundario es que tengan un horario de secretaria flexible de mañana y tarde.

El ACET trabaja desde el ámbito privado, hecho que implica un esfuerzo enorme. Tenemos que conseguir buenos profesionales que quieran enseñar y que lo hagan bien, además, de lograr unos precios asequibles para los estudiantes. Pero trabajar de forma privada tiene una gran ventaja, tenemos mucha libertad.

-¿Cómo se puede acceder a los estudios teatrales?

El acceso a estos estudios es posible mediante dos vías: la pública y la privada.  En el sector público, para acceder se tienen que hacer unas pruebas selectivas tanto teóricas como prácticas. Hay tres modalidades: la línea de actor, director y dramaturgo y la línea  de la escenografía.

“Barcelona ha sido puntera en la enseñanza teatral, pero ahora se encuentra en un momento de cambios y reubicación”

En las escuelas privadas se pueden hacer pruebas o no, ya que tienen libertad de acción total, no están acogidas a una normativa que venga por parte de Ensenyament.

-¿Cree que el hecho de trabajar en el sector privado les cierra puertas?

A las escuelas de teatro y al ACET no se nos cierran puertas, pero sí que se cierran para los estudiantes. El hecho que dificulta mucho el trabajo en el ACET es no tener una titulación oficial para los alumnos. Hecho que no sucede en el sector público. A modo de ejemplo, la situación conlleva a que los alumnos pierdan oportunidades a la hora de solicitar una beca, ya que las escuelas no tenemos una financiación pública. Aunque, por otro lado, las oportunidades a la hora de encontrar trabajo no varían.

-¿Considera que se nace actor o es necesaria una formación previa?

Estamos hablando de escuelas artísticas, lo más importante es el talento de cada persona, éste puede depender un poco de la suerte y de la capacidad de moverte por este mundo, pero si una persona es buena de verdad, no importará donde haya estudiado. No importa que haya estudiado en Japón, Barcelona o EE.UU. Aunque hay que considerar que siempre se produce alguna excepción en la que hay cierta gente que sí mira dónde se ha formado el artista.

-¿Si las posibilidades en el mundo laboral no varían entre el sector público y el privado, qué motivo llama la atención a los estudiantes para escoger el sector privado con las desventajas mencionadas anteriormente?

Hay ciertas cosas del sector público que no interesan a los alumnos. Un motivo es que este sector, en los últimos años, se ha desgastado mucho. Otra razón, es que la misma formación, en el ámbito público, tiene 4 años de duración, mientras que en el privado son sólo tres años. Este hecho es muy importante, ya que son muchas las personas que quieren compaginar el teatro con sus estudios. De modo que, cuánto más corta y adaptable sea la formación teatral, más les ayudará en sus otros proyectos.

-¿Cuántas salidas cree que ofrece el mundo del teatro?

Hay que tener presente que no todos los alumnos que salen de nuestras escuelas acaban en teatros y televisiones. Existen muchas vías, como por ejemplo, el teatro terapéutico, el teatro infantil, impartir clases, aspectos más de retórica o las animaciones. Incluso algunos acabarán dirigiendo obras de teatro. Existe un mundo más amplio que el de los actores y actrices.

-Podemos ver que en su web están realizando una recogida de firmas entorno a la titulación de los estudios teatrales, pero también para denunciar la pérdida de reconocimiento que anunció la Generalitat hace escasos meses en torno al mundo de todos los estudios artísticos. ¿Qué nos puede decir al respecto?

Se trata del mero reconocimiento, queremos una titulación oficial. Hablamos de una titulación que ya existe en toda Europa, en países como Italia, Inglaterra o Francia. No podemos olvidar que el teatro es cultura, la gente debe tener una visión más amplia, la verdad es que es una lástima que estemos viviendo esta situación, ya que el problema de la titulación tan solo sucede en el mundo del teatro. Hay que seguir luchando para conseguir cambios.

-¿Cree que la titulación que reclaman será una realidad en el futuro?

Hablamos de un mundo difícil de definir, un mundo de técnicos. Para la Generalitat no es prioritario. Ellos desde Ensenyament ya tienen reglada esta carrera profesional. Llevamos mucho tiempo luchando para conseguir nuestro propósito pero ellos no lo ven como algo a solucionar. Sin embargo, tarde o temprano la situación caerá por su propio peso, no porque la Generalitat ponga una solución, sino porque llegará un momento que será necesario decir “sí”.

“Nuestro objetivo principal es conseguir dar la titulación profesional a los alumnos”

-¿Cómo definiría la formación teatral en Cataluña?

Mediante el ACET intentamos evitar el centralismo, de modo que cuando nos referimos a formación teatral hablamos de todo el territorio catalán. Al evitar este centralismo nos encontramos con casos curiosos como por ejemplo, el de la Escuela de Teatro de Lleida, que mediante sus largos años de óptima docencia han conseguido crear referentes en el mundo del teatro.  Hay que tener en cuenta que definir la formación teatral es algo complicado.

“Sólo consiguen llegar a lo más alto aquellas personas que han persistido en su tarea a base de esfuerzo, dedicación y constancia. El actor nunca puede dejar de renovarse”

En la actualidad, todas las escuelas que forman la asociación siguen acogiendo alumnos de otros países u otras partes de España. Aunque cada vez son menos las personas que vienen a estudiar a Barcelona,  porque les resulta una capital muy cara sino consiguen becas. La ciudad siempre ha sido puntera durante muchos años en la enseñanza teatral, pero ahora se encuentra en un momento de cambios y reubicación. Los que nos encontramos dentro de este mundo no sabemos por donde irán las cosas. Todas las escuelas que formamos el ACET llevamos más de 25 años trabajando en la docencia y nos preocupa qué pueda pasar. Este hecho deja claro que el teatro es una realidad, sino no llevaríamos tantos años en pie.

– La enseñanza teatral destaca por un alto rendimiento por parte de los alumnos. ¿Qué opina sobre esta afirmación?

Si que cierto que se trata de unos estudios muy duros en los que se exige un alto rendimiento. Sólo consiguen llegar a lo más alto aquellas personas que han persistido en su tarea a base de esfuerzo, dedicación y constancia. Con estos valores también se quiere transmitir que una titulación no es lo más importante, sino que se trata de construir un camino que sea lo más positivo posible. Este pensamiento lo extrapolo a todas las carreras artísticas, desde bailarines hasta músicos y cantantes, entre otras profesiones.

Entrevistando a Gisela Krenn. Fuente: BcnTeatral

-¿Hay algún requisito para poder acceder al Col·legi del Teatre?

No exactamente. Lo que sí que pedimos es que los alumnos sean mayores de 18 años. Es en segundo cuando realizamos una elección muy selectiva, en la que pedimos máxima implicación y en la que pasan los que han progresado más. Empiezan tres grupos, siguen dos y acaban dos mucho más pequeños.

La ACET, una asociación que según Gisela Krenn, apuesta por la innovación y que se ha fijado como objetivo conseguir una titulación que reconozca los estudios cursados en las escuelas privadas de teatro de Cataluña.

Momentos difíciles para el mundo teatral que afrontan con buenas ideas e ilusiones de seguir trabajando en el mundo de las artes escénicas.

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